Carlos Javier Morales: “En el Opus Dei está todo hecho y todo por hacer”
Carlos Javier Morales (Santa Cruz de Tenerife, 1967) pertenece al Opus Dei, la Obra como se la conoce comúnmente, desde hace cuarenta años. Ahora cuenta de manera muy resumida su historia en Breve historia del Opus Dei (Alianza Editorial, 2023), un libro que nace con voluntad de divulgar los distintos episodios históricos de una organización religiosa que fue fundada el 2 de octubre de 1928 por el sacerdote católico Josemaría Escrivá de Balaguer (Barbastro, Huesca, Aragón, 9 de enero de 1902-Roma, Italia, 26 de junio de 1975).
A ojos de un profano la Obra tiene resonancias medievales aunque para sus iniciados es el camino adecuado para vivir, según el autor, el Evangelio. Sea una u otra cosa, con este libro el también poeta y escritor tinerfeño concibe un trabajo ameno e interesante sobre la Obra y su fundador. Contribuye también a dar a conocer el legado de una organización que trasciende fronteras y despeja algunas dudas que el profano puede guardar en torno a ella.
- Se han escrito muchos libros sobre la Obra pero ¿por qué sigue suscitando tanto recelo entre los que no la conocen? ¿Por qué esa mala prensa, alguna de ella escrita por ex miembros del Opus Dei?
“Al principio, en los años posteriores a su fundación en 1928, parecía un escándalo a muchos cristianos –sacerdotes y laicos– que un hombre o una mujer metidos de lleno en su trabajo y en sus ocupaciones temporales pudiera ser santo. De ahí las primeras –y no tan primeras– incomprensiones. Hoy, casi un siglo después, en un mundo totalmente secularizado, lo que parece un escándalo es que un hombre y una mujer pretendan ser santos, más aún si desea serlo a través de las actividades profesionales y sociales. Para muchos ese propósito sonaría a música celestial si no fuera porque tratan de llevarlo a la práctica, día a día, muchas personas en todo el mundo. Personas que asumen responsablemente las consecuencias de sus propios actos en medio de la sociedad civil. El hecho de que algunos exmiembros hayan escrito textos negativos no responde a razones muy distintas de las anteriores. A ellas se pueden sumar, eso sí, algunos motivos personales”.
- ¿Cómo ha cambiado el Opus Dei desde su fundación?
“A principios de los años setenta (no sé si en 1972 o 1973), el fundador del Opus Dei dijo en una reunión familiar de miembros de la Obra (como comúnmente se llama a esta institución), que “en el Opus Dei está todo hecho y todo por hacer”. Totalmente de acuerdo: todo está hecho, porque el mensaje de san Josemaría Escrivá, predicado por inspiración divina, había calado en la vida de muchas personas de diferentes razas, países y condiciones sociales. Lo mismo ocurre con el Evangelio: el mismo mensaje de hace dos mil años sirve para vivificar a muchas personas actualmente. Sin embargo, también como el Evangelio, el mensaje del Opus Dei es siempre nuevo e innovador, porque cada situación de la vida personal y social es distinta en cada época y lugar, y hay que afrontarla con la novedad que siempre supone el amor a Jesucristo”.
- ¿Qué diferencia a un miembro de la Obra de otros católicos practicantes?
“Nada, porque los miembros de la Obra son precisamente eso: católicos practicantes. Lo único que asume como específico un miembro del Opus Dei es que, sea laico o sacerdote (la gran mayoría somos laicos), ha de tener la misma meta: ser santo. No obstante, esa santidad ya está en el Evangelio de Jesucristo, y la Iglesia, después del Concilio Vaticano II, ha vuelto a predicarla como un deber irrenunciable. En este sentido, lo que ofrece el Opus Dei, a mi parecer, es un modo muy concreto de vivir el Evangelio en medio de los mil avatares de cada día, sin rebajar el mensaje ni la meta, tratando de evitar toda la mediocridad a la que uno tiende por inercia”.
- ¿Cómo han recibido los miembros del Opus Dei su libro?
“El libro ha aparecido en enero de este año 2023, en la colección El libro de bolsillo de Alianza Editorial. Institucionalmente, el Opus Dei no se ha pronunciado sobre el valor de este trabajo, ni creo que lo haga, porque mi Breve historia del Opus Dei está totalmente escrita con mi estilo y no pretende ser ningún documento oficial de la Prelatura. No obstante, me alegra la gran cantidad de mensajes y comentarios que me llegan de miembros de la Obra de un sitio y de otro asegurándome que no se puede decir nada más y nada más claro en tan pocas páginas. Incluso reconocen que han aprendido mucho, como he aprendido yo. No me ha llegado ningún comentario negativo: si lo hay, que puede haberlos, todavía nadie me ha dicho nada al respecto”.
- En el libro además de contar la historia de la Obra escribe sobre su experiencia personal, ¿cómo fusiona ambos relatos?
“Yo pretendo contar en 337 páginas (podrían ser muchas más, pero no he querido) lo que sé de la historia del Opus Dei desde el 2 de octubre de 1928, cuando un sacerdote de veintiséis años recibe de Dios un mensaje específico y revolucionario, hasta la actualidad. Me he documentado muy bien, pero no durante unos meses o un año, porque llevo estudiando y asimilando la historia del Opus Dei desde el mismo día en que pedí la admisión. Me ha resultado siempre algo fascinante desde el punto de vista cristiano y desde el punto de vista histórico. Además, como no soy un historiador profesional, sino un poeta y un ensayista, no me he limitado sólo a las fuentes escritas, sino a lo que he observado con mis ojos y a lo que me han contado en conversaciones informales muchos miembros de la Obra que conocieron personalmente al fundador y que hoy, en gran parte, han fallecido. Para mí es tan importante lo que me cuente un testigo fidedigno como lo que encuentre por escrito entre los miles de documentos de un archivo; aunque siempre he contrastado mi información con fuentes escritas”.
- ¿Le puso algún tipo de condición la Editorial para escribirlo?
“La única condición que me puso el editor, al que conozco y con quien he trabajado desde hace casi treinta años, es que el libro pudiera interesar a cualquier lector que sienta alguna curiosidad por el Opus Dei, fuese cercano o totalmente ajeno a esta institución. Asimismo, al no ser Alianza una editorial religiosa, sino una empresa cultural nacida en 1966 con una vocación liberal, recuerdo que me pusieron otra condición: que mi libro no contuviera ningún ditirambo ni otro tipo de elogios hacia el fundador o hacia su empresa espiritual. De hecho, nunca hablo de san Josemaría, sino de Josemaría Escrivá de Balaguer, como personaje histórico que es. Por lo demás, después de entregar el original, la editorial no me ha quitado ni una coma”.
- En la contraportada se lee que en este libro el lector encontrará grandes aventuras espirituales y humanas sin obviar los errores cometidos por algunos de sus miembros, ¿a qué errores se refiere?
“Mira: en toda institución donde hay hombres y mujeres, por muy santos que queramos ser, siempre hay errores y meteduras de pata. Algunos de los que aparecen en mi libro (que no pretende ser una lista de agravios) se deben a la errónea comprensión del mensaje del Opus Dei que, con muy buena voluntad en la mayoría de los casos, han realizado diferentes miembros a lo largo de su historia. Téngase en cuenta que el fenómeno espiritual del Opus Dei es tan novedoso que uno mismo, por muy fiel que quiera ser a ese espíritu, puede desviarse de su finalidad propia si se atiene a lo que se ha hecho habitualmente en la praxis histórica de la Iglesia. Léase, por ejemplo, lo que escribo acerca de las llamadas “obras comunes de apostolado”, que desaparecieron como tales en 1966, al comprobar el propio fundador que no encajaban con la absoluta libertad personal con que cuentan los miembros del Opus Dei en todas las cuestiones profesionales, políticas y, en general, en los distintos debates sobre la actuación temporal de cualquier ciudadano, que eso es un miembro del Opus Dei”.
- ¿Quién fue Josemaría Escrivá de Balaguer?
“Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975) fue un sacerdote español que en 1928, a los tres años de recibir su ordenación, recibió un mensaje muy concreto inspirado por Dios: la necesidad de que todos los cristianos y, por extensión, todos los hijos de Dios, buscasen la santidad, el amor sin límites a Dios y al prójimo, en el ejercicio del trabajo profesional de cada uno, sea el que sea, y en las mil circunstancias de la vida ordinaria. Además del mensaje, la inspiración divina incluía también el encargo de fundar una institución eclesial que difundiese ese mensaje por todo el mundo y ayudara a vivirlo a las personas más variadas. Aunque Escrivá de Balaguer tenía grandes dotes intelectuales y espirituales, desde ese día dedicó todas sus energías a predicar este mensaje y a poner en marcha e impulsar en todo momento dicha institución, con la ayuda de sus consejos de gobierno en los niveles general, regional y local”.
- ¿Cómo vive La Obra la Guerra Civil?
“A cada uno de los pocos miembros de la Obra que había entonces (las cifras y otros datos están en mi libro, junto a otras concreciones) la Guerra Civil lo sorprendió en las situaciones más variadas, como ocurrió a la mayoría de los españoles. Escrivá de Balaguer y sus hijos espirituales, en medio de dificultades de diversa índole, trataron de mantener el espíritu de paternidad, para el fundador; de filiación, para sus hijos, y de fraternidad entre ellos mismos. Si se perdía esta unidad espiritual y moral, todos, entonces y ahora, sabían que la Obra era una empresa en quiebra. Los que permanecieron fieles a estos vínculos, vividos por amor a Jesucristo y a su Iglesia, sacaron adelante el Opus Dei en los años posteriores, contando siempre con la acción amorosa de Dios. Al final de la Guerra, en abril de 1939, la Obra era el fundador, doce hijos varones y dos mujeres”.
- ¿Y durante el régimen de Franco?
“Durante el régimen de Franco cada uno siguió su propio camino personal, en unión con el fundador y con sus hermanos para todo lo que se refiere al fin espiritual del Opus Dei. Así también ha sucedido después. Materialmente, desde 1939, sus hijos numerarios (una minoría con compromiso de celibato en medio del mundo) extendieron el mensaje y los centros de la Obra por España y por los cinco continentes. Pero, volviendo a lo de Franco, creo que la relación de diversos socios con los dirigentes españoles de entonces (otros se mantuvieron totalmente al margen y aun en contra) queda bastante clara en el epígrafe de mi libro Algunos miembros del Opus Dei en el gobierno de Franco. Creo que se han sacado de quicio muchas cosas sucedidas en este período”.
- ¿Qué pasó con el periódico Madrid?
“A mi parecer, un desastre contra la libertad y la dignidad humanas. El diario Madrid, nacido en 1939, fue comprado mayoritariamente en 1966 por un miembro del Opus Dei, Rafael Calvo Serer, catedrático de Filosofía en la Universidad de Madrid, que por aquellos años ejerció una continua lucha intelectual y personal en favor de la democracia, en unión con el nuevo director del periódico, Antonio Fontán, catedrático de Filología Latina en la misma universidad y miembro del Opus Dei. El gobierno de Franco clausuró la publicación de este diario durante varios meses en tres ocasiones, que van de los años 1968 a 1971, cuando la prohibió definitivamente. La sociedad editora, envuelta en deudas, tuvo que vender el edificio donde el diario tenía su sede, en Madrid, en la esquina de las calles General Pardiñas y Maldonado. Luego, en 1973, el régimen ordenó la demolición total del inmueble, para que no quedara ni rastro de aquella empresa”.
-¿Qué momentos destacaría de su expansión nacional e internacional?
“De la expansión por España da buena muestra la fe del fundador y de sus hijos durante los años que van de 1939 a 1946, cuando Escrivá de Balaguer trasladó su residencia a Roma. En el libro cuento algunos de los avatares que, a mi juicio, resultan más significativos en esta aventura. A partir de 1946 comienza el establecimiento de nuevos centros en Portugal y otros países europeos. En 1948, en México y Estados Unidos. En los años 50, abren camino diferentes miembros del Opus Dei en Japón y en Kenia. Durante los sesenta, continúa esta expansión por distintos países de esos continentes y se establecen los primeros miembros en Australia. Actualmente el Opus Dei realiza su labor estable en 68 países de los cinco continentes”.
- ¿Y cómo se explica esta expansión?
“Realmente es muy difícil de explicar a una persona que no tenga fe en Cristo. Pienso que todo el fenómeno espiritual que supone el Opus Dei para la Iglesia y para el mundo resulta difícil de entender para una persona sin fe, porque la Obra es una institución que se entiende a sí misma como inspirada por Dios. En lo relativo a la expansión internacional, que llegó a 32 países en vida del fundador, esta extensión geográfica formaba parte del mensaje fundacional. Y es que san Josemaría explicó desde el principio que el Opus tenía una entraña católica y universal y, desde luego, no había venido a resolver la difícil situación religiosa de España a finales de las décadas de 1920 y 1930. Por eso Escrivá de Balaguer quiso que sus hijos de la primera generación vieran la Obra arraigada en personas de muy diversos países, razas y culturas”.
- Juan Pablo II canoniza al fundador del Opus Dei. ¿Qué méritos tuvo para recibir esta distinción?
“Pues, como todos los santos, los méritos de Cristo, a los que san Josemaría correspondió con un amor heroico, siempre arropado en los brazos de Dios Padre y mirando a Jesucristo con la luz del Espíritu Santo”.
- ¿Cómo son las relaciones con el Papa actual?
“Muy buenas, como con sus predecesores. Si algo tenemos claro los miembros del Opus Dei, es que somos Iglesia y venimos a servir a la Iglesia, cuya cabeza visible es el obispo de Roma, vicario de Cristo. Si nuestra santificación no se realizara dentro de la Iglesia, tanto diocesana como universal, nuestra misión no tendría ningún sentido. Y, para ser Iglesia, estamos siempre unidos al sucesor de Pedro, por dentro y por fuera: sin unión con el sucesor de Pedro, que es ahora el papa Francisco, un católico o una institución católica no es absolutamente nada. Será un sarmiento separado de la vid y se secará enseguida, como dice Jesús en el capítulo 15 de san Juan”.
- ¿Cuál es la situación de la mujer dentro de la obra?
“Igual que la del hombre: todos tenemos la misma responsabilidad de edificar la Iglesia según el espíritu peculiar del Opus Dei. Tal igualdad se manifiesta también en los consejos de gobierno que ayudan al Prelado y a sus vicarios. Esto parece muy normal en pleno siglo XXI, pero en 1930, cuando el fundador empezó la labor con las mujeres, resultaba muy llamativo que las mujeres del Opus Dei realizaran un trabajo profesional con la misma competencia y con la misma responsabilidad espiritual y económica que los hombres. Si los hombres del Opus Dei vivimos de nuestro trabajo, de modo que no hay ninguno que sea un “mantenido”, con las mujeres ocurre exactamente lo mismo”.
- ¿Qué libros recomendaría para acercarse a su mensaje a los que son profanos?
“Ya que me lo preguntas, te recomiendo, sin dudarlo, el mío, Breve historia del Opus Dei, publicado este año, todavía calentito, en una colección de bolsillo que llega a todas las librerías de los países de habla hispana. Hay, por supuesto, otros muchos libros sobre el espíritu del Opus Dei, su historia y la vida de muchos de sus miembros. Si tuviera que señalar uno más, sin duda sería uno del fundador: Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, publicado en 1968 y con numerosas reediciones hasta hoy. San Josemaría, que tenía el don de la palabra, y de la palabra clara, explica ahí todas las dudas que a una persona muy profana en la materia le puede plantear el Opus Dei”.
- ¿Qué exigencias se deben cumplir para formar parte del Opus Dei?
“Tener vocación, es decir, una llamada personal de Dios para edificar la Iglesia según el camino de santificación laical enseñado por san Josemaría. Y esa vocación puede recibirla cualquier cristiano, trabaje en lo que trabaje”.
- ¿Y por qué Opus Dei?
“Lo explico con detalle en mi libro, pero, para no alargarme mucho más, te diré que se llama Opus Dei (Obra de Dios) porque en 1928 Josemaría Escrivá no quería fundar nada: lo hizo porque vio que era un deseo expreso de Dios y que sería Dios quien lo sacaría adelante”.
- ¿Hasta qué punto cree que el Opus Dei puede haber afectado a su producción literaria, especialmente la poética?
“En todo y en nada. En todo, porque me ha hecho reconocer en mi trabajo, también en mi trabajo poético, un camino de santificación, de encuentro con Cristo. En nada, porque gozo de la misma libertad que cualquier otro poeta y ensayista, sin otros límites que los que marca la revelación cristiana. Pero la revelación cristiana, en realidad, no es un límite: es una luz que amplía el horizonte de todas nuestras preocupaciones humanas”-
Saludos, calor, desde este lado del ordenador